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¿Qué distingue a un buen entrenamiento?

Durante muchos años de estudio de diferentes programas de entrenamiento, tanto de fuerzas armadas, como de equipos de seguridad y rescate y fuerzas del orden, hemos sido testigos de que la repetición constante de una situación genera en el individuo una memoria “biomecánica” que permitirá que los músculos reaccionen solos en caso de una crisis. (Vea nuestro artículo de año pasado ¿Cómo se adquiere una habilidad?) Sin embargo la simple repetición no es suficiente, ya que repetir una mala técnica, solo hará que, de manera eficiente, desarrolles una mala técnica bajo una situación de estrés.

Práctica dirigida

No toda la práctica hace al maestro, el hecho de vivir en una cueva no te convierte en geólogo. Cuando la mayoría de la gente practica, se enfoca en las cosas que ya sabe cómo hacer. La práctica dirigida es diferente, se enfoca en lo que la persona no puede hacer o en los problemas muy específicos que hacen de una habilidad deficiente para lograr perfeccionarla.
Consistente y abrumadoramente, la evidencia ha demostrado que los expertos se hacen, no nacen. – The Making of an Expert –Harvard Business Review-
Para el ser humano, lo natural es practicar lo que ya logran hacer bien, porque significa menos trabajo y es más divertido. Por lo tanto un comentario positivo del personal después de un entrenamiento, no necesariamente quiere decir que fue un buen entrenamiento, y en muchos casos puede significar que la práctica se basó en cosas que los alumnos ya podían hacer y que se llevó a cabo dentro de su zona de confort. Y esto es una mala inversión de tiempo y de recursos.

Una práctica intencional dirigida, tiene que tener las siguientes características:

  1. Repetición Una de las metas de la práctica dirigida es la de desarrollar hábitos que operen de manera correcta y automáticamente.
  1. Retroalimentación enfocada Los entrenadores tienen que estar disponibles para proporcionar retroalimentación correctiva para ayudar a los aprendices a modelar sus comportamientos. Esto requiere de medición precisa, en palabras del científico Británico Lord Kelvin “Lo que no se puede medir no se puede mejorar”
  1. Repetición inmediata Posterior la retroalimentación, es importante poder realizar repeticiones inmediatas haciendo énfasis en las áreas de trabajo ubicadas hasta lograr corregir la debilidad, esto refuerza de manera positiva lo antes corregido y creara una habilidad basada en la satisfacción del logro. Sin embargo es necesario realizar esta práctica hasta lograr consistencia en la habilidad.
  1. Ejercicios cortos Debido a la repetición y retroalimentación, la practica dirigida debe ser más bien una serie de repeticiones cortas, más que un flujo continuo. Esta serie de práctica repetitiva y basada en retroalimentación crea confianza y reduce el estrés. (La inoculación de estrés es un factor imprescindible para el entrenamiento en seguridad, sin el nada más funcionará)
  1. Enfatiza los aspectos difíciles La práctica dirigida se tiene que enfocar en los aspectos más difíciles. Es al borde de nuestra habilidad en donde se crean sinapsis en el cerebro que permitirán el desarrollo de una habilidad. La práctica dirigida debe de trabajar al límite de la frustración.
  1. Enfocado a áreas débiles. Tiene que adaptarse al individuo y enfocarse en sus áreas débiles o donde comete errores, fuera de su área de confort.
  1. Basado en un enfoque consciente En la práctica deliberada el estúdiate debe de enfocarse conscientemente en el elemento; en este caso mejorar el desempeño en la tarea, es mucho más importante que dar lo mejor de sí mismo.
  1. Trabajo Vs. Juego En general, la práctica dirigida se siente más como trabajo que como juego y requiere de más esfuerzo de que el desempeño casual. La motivación debe de venir desde una sensación de que está mejorando una habilidad.
  1. Entrenamiento Activo Típicamente, el entrenador debe de tener un papel muy activo durante la práctica dirigida, monitoreando el desempeño, a través de las herramientas tecnológicas necesarias para poder medir científicamente la actividad que se esté realizando y controlar la estructura del entrenamiento en todo momento.
En estricta teoría, la regla de Malcolm Gladwell de las 10,000 horas es imposible de desacreditar, esta estipula que un experto en cualquier materia debe de haber dedicado al menos 10,000 horas a la práctica antes de poder determinarse como tal, sin embargo en 1934 Edward Link demostró, con su simulador de vuelo, que una persona aplicando practica dirigida, podía acelerar este proceso; y para el final de la segunda guerra mundial más de medio millón de pilotos, que se hicieron de emergencia en sus simuladores, habían comprobado que la práctica dirigida logra la habilidad requerida para muchas funciones en una fracción del tiempo. Sin embargo una vez creada esta habilidad, si no se sigue practicando de manera correcta y dirigida, se perderá. Aunque tenga 10,000 horas de práctica previa. Fuentes:
  1. Harvard Business Review - The Making of an Expert -- K. Anders Ericsson, Michael J. Prietula, Edward T. Cokely
  2. Using Deliberate Practice to Train Military-Civilian Interagency Coordination -- U.S. Army Research Institute for the Behavioral and Social Sciences
  3. Assessment of the Think Like a Commander Training Program. -- U.S. Army Research Institute for the Behavioral and Social Sciences, Scott B. Shadrick and James W. Lussier

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